El verano, con sus implacables olas de calor, no solo trae consigo la promesa de días más largos y soleados, sino también un aumento significativo en el consumo y en el precio de la electricidad. Este julio, en particular, ha marcado el punto álgido de consumo eléctrico del año, y el calor persistente es el principal culpable de esta tendencia.

Con termómetros superando los 40 grados, los sistemas de aire acondicionado y una variedad de dispositivos eléctricos permanecen en constante funcionamiento para aliviar el sofocante calor. Como resultado, la demanda de energía eléctrica se dispara, llevando consigo un incremento en los costes de electricidad.

Aunque los días son más largos durante el verano, lo que teóricamente debería llevar a un menor uso de luces eléctricas en hogares y empresas y, por lo tanto un menor consumo eléctrico, el calor extremo aumenta la necesidad de climatización y refrigeración en espacios cerrados. Es por eso que una de las medidas de ahorro energético implementadas por el Gobierno se enfoca en mantener una temperatura mínima de 27 grados en edificios administrativos, tiendas, hoteles, estaciones de tren y autobús, así como en aeropuertos.

Incremento del precio y de la demanda de electricidad

Este año al aumento del consumo eléctrico se le suma un incremento en los precios de la electricidad, según indican Red Eléctrica y el Operador del Mercado Ibérico de Electricidad (OMIE). Según nuestro CEO experto energético, Diego Mateos, este fenómeno se alinea con la teoría económica: cuando la demanda aumenta, los precios también suben. No obstante, es importante añadir un matiz interesante: si las fuentes de energía renovable pueden generar suficiente electricidad, pueden contrarrestar este incremento en la demanda.

Enero y julio son los meses de mayor demanda de electricidad desde 2011, según los datos de Red Eléctrica. Estos meses son testigos de picos de demanda debido a las olas de calor y de frío. El verano de 2015 alcanzó el máximo histórico de consumo de energía eléctrica, con 24.945,7 gigavatios hora (GWh) en julio, excluyendo exportaciones y la energía hidroeléctrica de bombeo. Esto se debe a las necesidades de refrigeración tanto a nivel doméstico como industrial. Es importante tener en cuenta que bajar la temperatura un grado en el aire acondicionado, significa un aumento del 8% en el consumo de energía.

Además del aumento en la demanda, este verano hemos experimentado un aumento en el precio de la electricidad en comparación con meses anteriores. El mercado mayorista de electricidad, conocido como el mercado ‘spot’, ha registrado un coste promedio en agosto de 94,24 euros por megavatio hora (€/MWh), cuatro euros por encima del mes anterior y 20 euros más que en abril o mayo.

¿Cómo funciona el precio mayorista de la electricidad?

El funcionamiento del precio mayorista en el sector eléctrico es sencillo: la energía generada se ordena de menor a mayor precio y se adquiere en ese orden hasta cubrir la demanda. Esto significa que la última tecnología en ingresar al mercado es la más costosa y su precio influye en toda la electricidad generada.

Uso de la energía renovable en verano

En los meses de verano la capacidad de generación de electricidad a través de fuentes renovables se enfrenta a desafíos notables. Esta limitación en la capacidad de generación de energía renovable durante el verano resalta la necesidad de seguir invirtiendo en tecnologías y sistemas de almacenamiento que puedan mitigar estos desafíos estacionales y garantizar un suministro de energía sostenible y de confianza.

Este verano, la sequía ha sido un factor destacado que ha limitado la generación de energía hidroeléctrica para priorizar otros usos, como el abastecimiento de agua.

La falta de viento en verano reduce la generación de energía eólica, lo que contribuye a aumentar los precios en comparación con el resto del año.

La energía solar, aunque disponible en mayor cantidad durante el verano debido a las horas de sol, también se ve afectada por las altas temperaturas, ya que se reduce la eficiencia de las placas fotovoltaicas.

Sin embargo, se espera que en los próximos años el desarrollo de la energía solar en España y la mejora de los parques eólicos permitan aprovechar mejor los recursos renovables durante el verano. Esto abrirá la puerta a un mayor aprovechamiento de los recursos renovables. La inversión en tecnologías más eficientes y la expansión de la infraestructura renovable contribuirán no solo a satisfacer la creciente demanda estival, sino también a estabilizar los precios de la electricidad, reduciendo así la vulnerabilidad ante fluctuaciones extremas en el mercado energético.

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